domingo, 28 de noviembre de 2010

Que Zapatero dice que nos inmolemos todos, bueno, menos 37

         El 40 por ciento de la riqueza de este país anda secuestrado en manos de 37 empresarios, los que se reunieron el viernes, de punta en blanco, con Zapatero.

Y, si pensábamos que el Alcalde de este regio pueblo les iba a pedir que se apretaran el cinturón, como nos ha exigido al resto, estábamos equivocados. Se ha reunido con ellos para bajarse los pantalones y decirles que no se preocupen por nada, que esto lo arregla él en menos de lo que tarda Juan y Medio en encontrarle novia a un jubilado. Porque va a poner una lavadora con el programa “centrifugado de nuevas reformas económicas” y se acabó la crisis. Que lo que hay que hacer es “generar confianza en los mercados”.
Por de pronto, el sector de la construcción, que anda muy cabreado, le ha pedido el aguinaldo: mayor inversión en infraestructuras y beneficios fiscales.
Y los demás deberíamos boicotear de una vez este sistema y consumir sólo y exclusivamente lo imprescindible. Y, siquiera, durante unos días, dejar de comprar más que el pan y no enchufar ni el frigorífico. Se iban a enterar los de las corbatas de Versace de adónde va su país y su manoseada estabilidad económica sin los que no tenemos chófer ni vamos al trabajo vestidos de Armani.
Hace poco que Zapatero le ha regalado a esa "élite empresarial" una Reforma Laboral que nos va a condenar a trabajar hasta los 67 años antes de jubilarnos. Que vamos a estar en mi oficina la mitad con el Alzheimer, sin acordarnos de lo que era el ratón. ¿Cuálo? Y, la otra mitad con el Parkinson, poniendo diez veces el sello en cada factura. Y todos desayunando poleás, que, tal y como se están poniendo los sueldos, no nos va a quedar ni pa la dentadura postiza.
A esos 37, que son los que mandan de verdad en el Gobierno de este país, ahora les promete el Presidente una Reforma de las Pensiones que nos obligará a tener cotizados treinta y siete años y medio para poder optar a la triste paguita si llegamos a viejos. Paguita ultracongelada como Rodolfo Langostino. Eso se avisa antes, hombre, que tengo yo más de un amigo que ya no le da tiempo de cotizar treinta y siete años y medio. Que yo les digo que no se preocupen, que eso se meten a parlamentario (total, no piden estudios ni ná) y en siete años les sale una pensión como al que le sale una margarita en un arriate. Igual que a los que trabajan de pie les salen juanetes. Ah, se siente. Es lo que tiene ser parlamentario.
“Es verdad que en el proceso de reformas hay sacrificios, pero los sacrificios de hoy son la puerta al bienestar de mañana y la gran mayoría de la sociedad española sabe que son necesarios”. Zapatero dixit. Ay, qué oración más larga y más desagradable y más agria. Se ha ganao el "Jí, Paco" de esta semana. Parece el Papa: si queréis ir al cielo, en esta vida, joderos. Otra perlita del ideario del PSOE, que va por ahí derramando letritas. Que no sé yo porqué no se cambian las siglas de una vez y dejan de tener letritas secuestradas. Que poco les queda ya ni de socialistas ni de obreros. PE, Partido Español, deberían llamarse en las próximas elecciones. Ya está. Que a lo mejor queda por ahí algún socialista de verdad que quiera coger el relevo con un partido nuevo y todavía tiene el Chaves el copyright. Que se llamen PE y a la mujer del Bardem la pongan de Ministra de Cultura. Seguro que ganan.
Los sacrificios de la mayoría de España, señor Zapatero, son la puerta del bienestar de los 37 a los que usted les puso el mantel el viernes. La mayoría de España no llega a fin de mes para que 37 empresarios puedan seguir aferrados al 40 por ciento de la riqueza de este país. Que la ambición de los de arriba nunca se pone a dieta. Que, en el último año, han tenido pingües beneficios todas menos dos de sus empresas, pobretas. Que nos toca renunciar a los demás. Que es la historia de siempre y el cuento de nunca acabar: que viene el lobo. Y el lobo, "Que me los como. Que me los como. Que quiero más y dame más y dame más". Ay, qué hambre insaciable tienen siempre los más grandes.
Y yo ya estoy harta de este estado de ánimo colectivo y de tanto hablar de crisis. En la radio, camino del trabajo, crisis; en el desayuno, crisis; en la cola de la pescadería, crisis; en la cerveza del viernes, crisis. ¿Que me tengo yo que quitar hasta de la cerveza del viernes pa levantar el país? Que ya no veo más telediarios. Ea. Que no. Que mira que es fea la crisis, que sólo la palabra ya da depresión con ansiedad.

Los que todavía tengan fe, que sigan rezando. A mí, la única oración que se me viene a la cabeza es una canción de Silvio: "Dentro. Ihquierda-atrá. Tós por iguá. Vámono: Rezaré. Silvio Fernández Melgarejo"
Vámono, Silvio, que sí. Que nos vamos a tener que ir, pero del país.

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